Cómo escuchar sólo 55 minutos de Andrés Calamaro alteró mi perspectiva del rocanrol

Seré sincera: no soy la más culta cuando viene al rock en español. Aunque sí trato de familiarizarme con los grandes temas de este género musical, siempre me encuentro regresando al rocanrol británico o estadounidense (el más convencional): Kansas, Queen, The Doors y Pink Floyd, por mencionar sólo algunas bandas clásicas. Pero una tarde de diciembre, cuando estaba escribiendo una entrada en mi diario de literatura, música y cine, la canción “Flaca” de Andrés Calamaro de repente empezó a reproducirse en Spotify. Siempre he sido fan de la canción, pero reconoceré que nunca me había sentado a escuchar el trabajo de Calamaro detenidamente. Esa tarde decidí escuchar Alta Suciedad, el álbum en el que se encuentra “Flaca”. Fue ese día, después de escuchar sólo unos segundos de la primera canción, que verdaderamente reconocí el genio de Andrés Calamaro y del rocanrol en español como tal.

Desde el puro rock de “Alta Suciedad” hasta los bellos y serenos acordes de guitarra en “El Novio del Olvido”, Alta Suciedad logra controlar con gentileza los sentimientos de su público usando hilos invisibles que, con la ayuda de las grandes melodías de los temas, se atan a ti como si fueras marioneta, y, hacen que no puedas evitar sentir alguna reacción placentera al pasar las notas por tus oídos. “El Novio del Olvido”, una canción sobre el paso del tiempo y cómo uno puede ir desde ser un conocido hasta transformarse en una vaga memoria, captura a cualquiera que la escucha con sólo la voz serena de Calamaro y los acordes punteados de la guitarra, la cual tiene un toque bello de flamenco. La tranquila harmonía que Andrés Calamaro canta (quizá influenciada por aquellas harmonías icónicas de The Beach Boys, aunque con un encanto único y especial) en “Comida China” pinta las moléculas del aire liviano con acordes mayores y menores que suenan pesados y tristones. La manera en la que Calamaro canta “La vida es una cárcel con las puertas abiertas” en “Media Verónica” retumba en el alma de quien sea que escuche la letra mágica de esta canción, y las raíces del romantizado salvaje oeste (ese con los vaqueros galopando en sus caballos fuertes y con los desiertos coloreados por un pálido color amarillo acompañados de solitarias plantas rodadoras) en “El Tercio de los Sueños” hacen que quien escuche la melodía se sumerja profundamente en un mundo fantástico.

Una vez terminé de escuchar este álbum por primera vez, habían dos ideas merodeando por mi cabeza: la grandeza de la música y el hecho de que pocas (por no decir casi ningunas) de las personas de mi edad probablemente han tenido el placer de dejar que los temas de Calamaro entren por sus oídos. Quizá hasta no conocían el nombre de Andrés Calamaro. Sin embargo, todos saben (o por lo menos reconocen) quien es Bon Jovi o fue David Bowie, aunque no conozcan sus canciones. Parece ser que la cultura estadounidense y británica (por lo menos cuando se refiere al rock de los cincuenta hasta los noventa) está más presente en la vida de nosotros que la hispano-latina a pesar de que esta esté compuesta de álbumes tan buenos como Alta Suciedad. La “playlist” de mi mamá, una madrileña nacida en 1966, contiene solamente seis canciones en el idioma español mientras que los otros 55 temas son en inglés (y ella ni siquiera habla el inglés con fluidez). Mi profesora de alemán, quien se crió en Berlín, me dijo que en la década del setenta, el álbum que todos los chicos en Berlin escuchaban no era de Stern-Combo Meißen o Phudys (ambos siendo reconocidos grupos de rock en alemán). Era Abbey Road. Yo no soy ninguna excepción: la gran mayoría de las canciones en mis (muchas) listas de reproducción son mayormente en inglés.

A veces creo que soy la única que está consciente de la garra de la presencia del inglés en nuestras vidas, especialmente en la industria musical. Me veo a mí misma y me siento mal — hasta un poco decepcionada — porque me gustaría tener más contacto con en español. Me acuerdo que cuando era pequeña, quizá teniendo unos ocho o nueve años, tuve la audacia de decirles a mis padres y a mi niñera que toda la música en español era mala. ¡Mala, decía yo! Y ahora, teniendo quince años, ahora es que me doy cuenta que es igual de buena (¡a veces mejor!). Con sólo escuchar Alta Suciedad una vez, supe que tenía que hacer un esfuerzo para ser por lo menos un poco más culta con esto del rock hispano-latino.

He leído muchas discusiones en las redes sociales y páginas web donde se preguntan por qué se prefiere la música en inglés y las respuestas que he encontrado detallan que la música en inglés simplemente suena mejor, pero yo no estaba convencida porque sabía que no era cierto (especialmente después de escuchar Alta Suciedad). Para satisfacer mi curiosidad, seguí investigando y descubrí algo que se llama poder blando y cómo este se usa por medio de la música. El poder blando es un término introducido por el geopolitólogo estadounidense Joseph Nye que se refiere a “la habilidad de un Estado para persuadir a otros países evitando el uso de la fuerza o la coerción, valiéndose de medios más sutiles, como su cultura, su modelo social o sus valores políticos”. Los Estados Unidos tienen un poder blando sumamente potente. Desde la glorificación de sus universidades por todas partes del mundo hasta la música que escuchamos, la cultura estadounidense está indudablemente en nuestras vidas, la queramos o no. Pienso que es por este poder blando (no porque suene mejor) que estimamos tanto la música en inglés — especialmente el rock.

Uno es testigo del poder blando cada vez que usa Apple Music o Spotify. Cuando uno busca “rock”, las canciones y los artistas que aparecen en la búsqueda cantan en inglés. Aparentemente se sobreentiende que el género rock como tal solo puede ser en este idioma. Si quieres escuchar algo en otra lengua, el género ya no es simplemente “rock”, sino “rock en español” o “rock en alemán”. Si las plataformas de música nos presentan este género así, ¡con razón conocemos el rock en inglés mejor! Es cierto que el rock empezó en los Estados Unidos — algunos dirán que fue con Chuck Berry, otros con Little Richard y otros con Elvis — y que luego fue refinado en Inglaterra. Por ende, puede que presumir que el rock es en inglés sea justificado para plataformas de reproducción, pero yo personalmente pienso que no debería importar de dónde viene. La música se supone que sea el lenguaje universal y considerar que el rock “real” u “original” es en sólo un idioma no me parece muy justo para artistas grandes como Calamaro, que tienen el mismo talento que músicos estadounidenses o británicos. No obstante, les quitan a ellos la importancia y la atención que se merecen únicamente por la lengua de las canciones.

Sin embargo, el reconocimiento de este poder blando no significa que no se puede seguir admirando el rocanrol de la “cultura dominante” porque, después de todo, es muy buena. Led Zeppelin revolucionó el esquema musical con “Stairway to Heaven” y las harmonías de The Beatles logran hacer que el que las escuche inevitablemente sonría. Pero firmemente creo que deberíamos hacer un esfuerzo, por más mínimo que sea, para conocer el rock en español. Cuando alguien no conozca la canción “De música ligera”, espero que reciba la misma reacción que recibiría si se tratara de “Livin’ On A Prayer”. Quiero que sea muy claro que al escribir este artículo, no trato de convencerles de ir en huelga contra el rock en inglés ni nada por el estilo; sólo quiero explicar lo que yo entiendo que es cierto. Que, aunque esta idea esté extremadamente presente en la consciencia de todos, no sea muy claramente expuesta de manera tangible. Quizá una vez nos demos cuenta de esto, podremos experimentar, salir de nuestra zona de confort y escuchar los clásicos en nuestro idioma materno. Y para los hispanohablantes de mi edad que quieren conocer el rock mejor, creo que Alta Suciedad sería un buen lugar para empezar.

Referencias

Schjønberg, Inger-Marie. “Soft power to the people: Music and Diplomacy in International History.” Tésis de maestría. Universidad de Oslo, 2019.

El Orden Mundial. “¿Qué es el poder blando?” El Orden Mundial. 08 2020. 01 2021 https://elordenmundial.com/que-es-el-poder-blando-soft-power/.

Andrés Calamaro. Alta Suciedad. Warner Music Argentina, 1997.

“Why Do Non-English Speaking Countries Listen Primarily to English-Sung Songs Instead of Producing Modern/Pop Songs in Their Own Languages? – Quora.” Quora, 2018, www.quora.com/Why-do-non-English-speaking-countries-listen-primarily-to-English-sung-songs-instead-of-producing-modern-pop-songs-in-their-own-languages.