El rompecabezas del Príncipe de la niebla

El Príncipe de la niebla (1993) no solo es un libro, sino un personaje diabólico y fantasmagórico capaz de conceder cualquier deseo a una persona a cambio de un alto precio. El padre del personaje Roland hizo una promesa con ese príncipe de la niebla, y esa promesa es la que inflige todos los eventos misteriosos que vemos en el libro. Hablando del misterio, hay varios temas que caen en esa categoría. Uno de esos temas es la muerte, algo que asusta a varias personas. En mi opinión, este tema resulta tan tenebroso porque nadie que ha pasado por la experiencia vive para contar cómo fue. El desconocimiento o el misterio que define este tema es lo que lo hace tan tenebroso. La muerte y el misterio se presentan en esta novela escrita por Carlos Ruiz Zafón con gran envergadura en los personajes de Max Carver, Roland y Caín, el príncipe.

En primer lugar, el personaje del príncipe de la niebla, o Caín, se presenta por primera vez cuando la familia Carver, la del personaje principal, se encuentra en la estación de tren para exiliarse de su casa a una que había comprado el papá en un intento por escapar de la Segunda Guerra Mundial. En esta escena, Caín aparece como un gato atigrado que tiene aspecto de un gato familiar, pero en realidad el personaje de Caín se parece más a un gato negro. Los gatos negros se relacionan con la mala suerte, los presagios, lo malvado y la brujería; todas características que posee Caín. Max, el personaje principal, estaba acomodándose en su nueva habitación cuando vio a lo lejos un jardín de estatuas y como le llamó la atención, el próximo día fue temprano por la mañana y cruzó la niebla de su patio trasero para llegar a las estatuas. Habiendo llegado, Max vio una estrella de seis puntas en la puerta, entró y notó unas estatuas que parecían los miembros de un circo. Las estatuas estaban colocadas en las puntas de la misma estrella que vio en la puerta, y que ahora aparecía en el piso. Aparte de esto, todas las estatuas estaban mirando al sur. En el centro de la estrella, Max observó a un payaso con una sonrisa canina. Cuando Max se acercó al payaso que antes aparecía con la mano en forma de puño, se fijó que ahora tenía la mano estirada en su dirección, como si lo estuviera invitando a pasear.

Por otra parte, el papá de Max, un relojero, encontró unas películas acompañadas de un proyector en el garaje de la casa. Las películas que la familia puso para entretenerse terminaron siendo vídeos grabados por el dueño viejo de la casa. Estas películas presentaban el jardín de estatuas que Max había visitado hace poco. La película guardaba un aspecto ominoso, y la familia decidió quitarla y llamarlo un fallo aunque, para Max ciertamente no fue eso. A pesar de esto, Max continuó viendo estas películas para armar las piezas del rompecabezas del misterio del payaso Caín:

“Una mano enfundada en un guante blanco emergió de entre las sombras, sosteniendo un objeto brillante que pendía de una cadena, Max adivinó lo que venía a continuación: el doctor Caín salía del armario y sonreía a la cámara. Max reconoció la esfera que el Príncipe de la niebla tenía en sus manos: era el reloj que su padre le había regalado y que él había perdido en el interior del mausoleo de Jacob Fleishman” (Ruiz Zafón 185).

Esta película que Max ve, así como la escena y el payaso que Max vio al comienzo del libro, es la última pieza para el rompecabezas este intenta resolver. Aparte de esto, nos muestra la imposible aparición del reloj que recientemente se le había perdido a Max en una película antigua. Como continuación de la historia de Max, él conoce a Roland quien se acercó a él y se ofreció como guía para mostrarle el pueblo. Los dos chicos fueron por la aldea en bicicleta y hablaron de todo, incluso de la posibilidad de que fuera el último verano que Roland pasara allí porque tal vez lo llamaban para servir en la guerra. Roland termina invitando a Max a bucear al Orpheus, un barco que se vinculó con negocios turbios y que ahora se encontraba hundido cerca del faro donde su abuelo, Víctor Kray, vivía. Al siguiente día, mientras buceaban Roland vio un artefacto que le llamó la atención, y le aconsejó a Max que se quedase donde estaba porque él iba a ir más profundo. Mientras Max estuvo esperando a Roland y su regreso, se puso a mirar bajo el agua y vio la estrella de seis puntas que estaba en el jardín de estatuas, solo que ahora en el Orpheus. Con un escalofrío Max salió del agua, ahora enterado de la relación del buque con el payaso sonriente. En cuanto al felino de la familia Carver, el gato estuvo involucrado en múltiples acciones con intenciones malvadas. Irina, la hermana menor de Max y la dueña del gato, se encontraba investigando un sonido anormal proveniente del armario de su cuarto. Irina abrió las puertas y fue saludada por los ojos brillantes de su mascota. En la oscuridad, está la figura misteriosa con la sonrisa canina de Caín. Irina, aterrada salió corriendo de su habitación en el segundo piso y en un pánico se tiró por las escaleras, cayendo en el piso inicial de la casa.

Curiosamente, mientras la mamá de Irina atendía a su hija, que acababa de sufrir un accidente, el felino estaba sentado en el último peldaño de la escalera viendo fijo hacia a la niña. Los días pasaron e Irina todavía se encontraba en coma. Mientras tanto, Max le presenta su hermana mayor, Alicia, a Roland, y los dos se gustaron. El día en que Max descubrió la relación entre ellos fue por accidente. Este decidió entretenerse en otra actividad y dejarlos a los enamorados solos, respetando a su hermana mayor y el momento que estaba teniendo. Max ahora se encontraba en el cementerio del pueblo, cuando se percató que había descubierto algún mensaje o símbolo en clave para resolver el misterio de Jacob Fleishmann y la venganza de Caín; la tumba de Jacob. Al recorrer el cementerio, Max pudo encontrar el mausoleo, y notó que tenía dos ángeles de piedra colocados en la entrada. Al entrar, Max pegó un vistazo a la tumba, y fijó la mirada en su reloj, el mismo que el padre le había hecho y regalado de cumpleaños. Otra vez cambiando su atención, Max vio el mismo ángel de piedra de la entrada ahora en el techo con la cabeza torcida. El ángel extendió la mano y con el dedo apuntó hacia Max en una manera acusadora. Esta acción luego estuvo seguida por una sonrisa canina que confirmó que se trataba del príncipe de la niebla. Así fue como Max salió corriendo con el corazón latiendo rápidamente de miedo, y comprendió cuando había salido que había dejado su reloj en el mausoleo; y que ese mismo reloj había aparecido en las películas de Jacob Fleishmann y en las manos de Caín. Viendo esa película, Max descubrió que “Jacob Fleishmann y Roland eran una misma persona” (Ruiz Zafón 186). Esta realidad pone a Roland en grave peligro por la venganza de Caín. Luego, habiendo salido de su casa, Max encontró al viejo farero y el centinela a Roland. Los dos que ahora estaban claros del peligro en el que Roland estaba se dirigieron al Orpheus, que ahora se había elevado encima del agua marina. Nadando hacia a la proa del Orpheus se encontraba Roland, quien insistía en seguir nadando, aunque sabía que a quien Caín buscaba era a él. Cuando Max le preguntó a Roland por qué este había hecho este sacrificio, Roland le revela que Caín tenía atrapada a Alicia en el Orpheus, y la única manera de confirmar su seguridad era que Caín tuviera a Roland. Roland, quien era un nadador exitoso, llegó al Orpheus e inmediatamente se puso a buscar a Alicia, sabiendo que no tenía mucho tiempo porque el barco se estaba hundiendo y Alicia se iba a ahogar. Por otra parte, Max tuvo dificultades nadando porque la corriente, fuertemente monstruosa, lo tomaba y lo llevaba lejos del barco, tratando de sofocarlo. A pesar de todo esto, Max pudo sujetarse de unas rocas ásperas cerca de la orilla que le hicieron cortaduras mientras salía del agua. Después de varios minutos de buscar a Alicia, el agua había inundado el barco y no había espacio para respirar. Roland encontró a Alicia inconsciente por la falta de aire, y comprendió que ninguno de los dos iba a salir del barco vivo. Al darse cuenta de esto, Roland le dio el aire que tenía a Alicia a través de un beso. Max y Víctor estaban esperando en la orilla cuando vieron el regreso de Alicia, pero la ausencia de Roland unos momentos, después los hizo entender lo que había ocurrido, y todos se quedaron callados con la falta de un amigo, el amor, el hijo, el amigo, el enamorado y el nieto.

En conclusión, estas incidencias están relacionadas con mi tema del misterio porque el misterio se trata de lo desconocido, lo insólito, y de una novela en la que hay más que lo que se lee en la superficie ya que cualquiera no puede resolver el rompecabezas del príncipe de la niebla.  

 

 

 

Referencias

Ruiz Zafón, Carlos. El príncipe de la niebla, 1993, Ediciones Rayo Planeta.