De decisión a destino

Hay un tema en el libro El Príncipe de la niebla (1993) de Carlos Ruiz Zafón que muchos evitan y menosprecian porque creen que es demasiado difícil o que no va a dar resultados buenos. El tema es la rueda de la fortuna y el azar. Hay muchas razones por las cuales escogí este tema, pero la más interesante es porque es diferente y enigmático; paradójicamente más misterioso que el tema del misterio. La fortuna es un aspecto bien poderoso que afectó la ficción, la historia, y la obra del libro, y también ha afectado al mundo entero. Si Richard Fleischmann no hubiera cumplido su deseo, dicha historia tal vez no hubiera existido (Ruiz Zafón 131). La fortuna de Jacob nunca cambió, pero sí se pospuso. De ahí que la experiencia turbia de Richard, el destino de Jacob y así mismo, el mundo entero, tanto fuera como dentro de la novela, son evidencia de que habrá consecuencias por todas las decisiones y acciones llevadas a cabo.

Hay muchas formas de fundamentar mi punto, pero voy a escoger la causa más obvia, Caín. Él es como un imán de mala fortuna o un oráculo que escoge el destino peor para ti, y eso es porque puede cumplir cualquier deseo, pero a cambio, se le tiene que ofrecer una posesión de gran importancia como, por ejemplo, un hijo o el alma misma. Angus, el amigo de Víctor Kray, le pidió a Caín que su papá, alguien de mucha envergadura para él, pudiera encontrar un trabajo, y Caín le dijo que a cambio él tenía que quemar el edificio de la compañía más “poderosa” en su pueblo. Angus no pudo quemar el edificio así que Caín, con su juicio insólito, selló su destino como una persona en una isla completamente rodeada de acantilados, lo convirtió en un charco de sangre justo al frente de Víctor Kray (Ruiz Zafón 118).

Después de estas incidencias, Richard Fleischmann, también buen amigo de Víctor Kray, se encontraba en la “caseta” de Caín en donde le pide que Caín en su forma clueca le asegure el amor de Eva Gray, ya que, a cambio, le dará su primer hijo. En el futuro, él trata de no tener un hijo al darle a su esposa pastillas para no tener un bebé, pero incluso así tienen un hijo a quien llaman Jacob. Unos años después, a Jacob lo “mata” Caín por lo que le infligió tanto daño emocional a Richard le rogó, cual letanía, a Caín que cobre su vida por la de Jacob (Ruiz Zafón 193). Minutos después, el cuerpo de Jacob tuvo vida nuevamente y después de unos meses, Richard murió. Sin embargo, cuando Jacob cumplió diecisiete años, Caín volvió y le arrebató la vida.

Para concluir, este ensayo presenta que la fortuna es un tema importante y presente en el mundo de la ficción y en el real. A pesar de que esto es verdad, en el mundo de El príncipe de la niebla la fortuna no es importante, sino esencial.

 

 

 

Referencias

Ruiz Zafón, Carlos. El príncipe de la niebla, 1993, Ediciones Rayo Planeta.